Después de constatar que la sede hispana en Torobayo o Club Social, como se le conoce hoy, alberga en sus áreas verdes un tesoro natural dedicado a la recreación, en la que se confirma que si la recreación se ejerce con respeto, no tiene por qué ser hostil con la naturaleza y la biodiversidad.
Enfocados en conocer sobre el origen de la reserva y estas tierras, nos enteramos de que toda esta zona fue dedicada al cultivo de trigo y a la cría de ganado. Por aquella época el acceso al sector solo era por el río, existían unas pocas casas dedicadas a la venta de abundante comida y barata, como se conocen en Chile a la popular “picada y once”.
Sin pretender usurpar el protagonismo, dejemos que los registros fotográficos cuenten la historia de nuestra primera visita, en la que con toda intención nos propusimos captar la esencia de la hermosa reserva natural.