La irreverencia del clima cambió la tonalidad de las fotos, pero no el enfoque, ni la perspectiva de nuestra primera visita al humedal de la salida Sur de Valdivia, en el Río Angachilla.
Cuentan que este ecosistema
fluvial, es herencia del tristemente célebre terremoto de 1960, hoy dividido
por la carretera 206, en la que se alberga una rica diversidad de especies de
faunas, plantas y un bello paisaje.
Formado bajo las reglas de la
vieja escuela de fotógrafos, que perpetúan los días y horarios ideales, donde
hay mejor luz como el momento preciso de tomar foto; me encogí de hombros
recordando que, en el Sur, la niebla y el frío también tienen su encanto.