La primavera valdiviana llega a los más disímiles rincones de la ciudad. Tras esos impostergables momentos de sol, donde se descubre su incuestionable hermosura y su gente se arropa liviano, presagiamos lo cálido que parece ser este verano.
Fuimos en busca de la diversidad de colores de su flora y pasamos por el tranquilo parque de la calle Los Laureles y Los Castaños, hasta introducirnos en el devenir de la calzada Los Robles, siempre disfrutando de la belleza que nos regala la naturaleza que ambienta la importante urbe.
Amigos y seguidores, disfruten de este pequeño adelanto de lo agradable que suelen ser las soleadas tardes en la emblemática Isla Teja, repleta de comercios y restaurantes, donde pueden encontrar un sabroso final al hermoso paseo.
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